lunes, 9 de noviembre de 2009

La noche me confunde

La noche del sábado salí con las chicas. Nos reunimos de vez en cuando para cenar, charlar y ponernos al día, tomar unas copas y, en definitiva, pasar un buen rato. Cualquier excusa es buena para juntarnos a celebrar algo, en esta ocasión se trataba del cumpleaños de Miss Cataluña. Para mí ésta era la segunda vez que continuaba la noche con ellas más allá de la cena. Íbamos todas guapísimas. Miss Venezuela me maquilló los ojos de acuerdo a las últimas tendencias, tal y como le había enseñado unos días antes la dependienta de una marca de cosméticos en unos conocidos grandes almacenes. Uf, realmente mis ojos redondillos parecían almendrados, rasgados. Lo que pueden hacer unas pinceladas bien dadas.

La primera copa la tomamos en un bar de moda, sentadas en un gran sofá de esos redondos, alrededor de una mesa, cerca de la puerta. No podían faltar las fotos y algunas de las chicas pedían amablemente a quien estuviera cerca si podían hacérnoslas. Siete mujeres y cuatro cámaras en total. En un momento dado un grupo de señores cincuentañeros, se disponía a abandonar el local. Queríamos una foto en ese momento y ellos parecieron encantados ante la amable petición de las niñas de tirarnos una. Uno de ellos sacó su móvil para hacer lo propio y no me gustó. Le pedí que por favor no hiciera fotos con su móvil, a lo que él respondió con una pregunta "¿por qué?". Eso me enfadó. ¿Cómo que por qué? A mí me parecía obvio: considero que tengo el legítimo derecho a no querer aparecer en móviles de desconocidos, sin que se me cuestione por ello, y por tanto creo tener derecho a que se respete mi deseo. Y no sé, me olvidé de que aquí en Guirilandia es mejor decir las cosas de un modo muy sutil y diplomático y sólo me salió contestar que porque no quería y que no me parecía bien que insistiera después de habérselo pedido. Y volvió a preguntar que por qué, no entendía el buen señor, decía algo así como "sois unas chicas guapas", como si eso fuera una razón de peso para llevarse una imagen nuestra en su teléfono. Vamos, diríase que le estaba privando yo de un derecho suyo, y sin motivo justificado. Pero no supe qué otra cosa decir, y sólo alcancé a mirarlo con cara de perro (no sé qué efecto producía el nuevo look de mis ojos), y repetir que no quería que hiciera la foto. A todo esto empecé a ser consciente de que era yo la única que protestaba, sólo Miss Comunidad Valenciana me dijo discretamente que ella tampoco quería salir. Las dos volvimos la cara cuando el señor hizo la foto, incluso yo alargué el brazo mostrando la palma de mi mano a la cámara. Acto seguido le dije que por favor borrara la foto. No sé si la borró o no. Se fueron, y yo estaba que echaba humo. Ya ni recuerdo qué dije pero les pregunté a mis amigas, cabreada, por qué ninguna había dicho nada. Bueno, pues resultó que a ellas no les había parecido mal lo de la foto, nadie lo dijo expresamente pero creo que mi reacción les pareció extraña y exagerada. Me dijeron que no le diera importancia. Me sorprendió esta actitud, me sentí incomprendida. Confusa. No se habló más del tema, no me pareció el momento de seguir con ello. Tardé unos veinte minutos en olvidarme. No quería amargarme la noche y ya habría tiempo de comentarlo otro día, en frío. Me habría gustado ver la foto, después de todo: ¿habían posado todas con su mejor sonrisa (excepto Miss Comunidad Valenciana y yo que volvimos la cara)?

A ver, no creo que este señor fuera a hacer nada raro con la foto, ni que tuviera motivos sospechosos u oscuros etc, etc, pero yo me pregunto, ¿tanto ha cambiado el mundo en estos casi dos años en los que -por circunstancias varias- dejé prácticamente de salir por la noche, como para que no se entienda que pueda no parecerme bien y normal que cualquier desconocido me fotografíe? ¿O el mundo siempre ha sido así y yo desde mi guindo nunca me di cuenta? ¿Era en realidad ese empeño por sacar una foto una refinadísima galantería hacia nosotras por parte de aquel señor, que yo no supe ni aún ahora alcanzo a apreciar? ¿No es bastante razón que yo no quiera que me saquen una foto para que se respete mi voluntad? ¿Exagero? ¿Soy una borde?

2 comentarios:

  1. jajaja no eres borde ni exageras Guinda, yo tampoco le habría dejado.
    pero me temo que la gente es bastante borde y descarada y no basta un simple y educado "no quiero" para convencerles.
    Y seguro que estabas guapísima con tus ojos pintados, pero eso para quién tú quieras, faltaría más.
    Un abrazo.

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  2. Carmela, por motivos que no logro entender, (aún me quedan muchos misterios que desvelar en Blogger), cuando quise responder a tu comentario me dio error dos veces y se borró. A la tercera me aseguré de copiar mi comentario en Word, y lo pego ahora mismo, tal cual:

    ¡¡¡AAhhh!!! ¡Mi primera comentarista! ¡Qué ilusión!
    Carmela, ahora he aprendido y soy más rápida, me muevo para no salir en la foto o me ofrezco a hacerla. ;-)
    Y sí, cada vez que mi amiga Miss Venezuela me pinta los ojos me deja bien guapa, ya que domina la técnica de los "smoky eyes", y la diferencia se nota.
    Un abrazo

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Otra guinda para el cesto