jueves, 13 de octubre de 2011

Cosas de la vida

A veces daríamos lo que fuera por que sucedieran ciertas cosas de una forma determinada y en el momento preciso, pero las probabilidades son tan mínimas que ni nos paramos a planificar en torno a esa posibilidad. Demasiado bueno para ser verdad. Abandomanos la idea y elaboramos en su lugar un "plan B", atamos cuidadosamente todos los cabos y esperamos. No es lo ideal, a ratos no nos acaba de convencer, pero tampoco está tan mal.

Y entonces sucede: los astros se conjuntan de manera favorable, esa petición al Cosmos es atendida, el poder de nuestra mente atrae sin nosotros saberlo aquello que deseamos, nuestras oraciones son escuchadas, Dios o nuestro santo favorito proveen, o simplemente ocurre por casualidad... lo que queráis. Lo improbable sucede. La oportunidad aparece. Y acomodados en nuestro plan B nos sorprendemos a nosotros mismos dicendole algo así como "puessss el caso es que en estos momentos no me viene bien... dentro de unos meses será perfecto, pero es que ahoraaa, realmenteeee, ya me había hecho otros planes, ay, no sé, podrías volver el año que viene, quizás, ¿no?". Para cuando caemos en la cuenta de que eso que no nos habíamos atrevido ni a soñar y que tanto queríamos ha aparecido, de que es LA OPORTUNIDAD, así con mayúsculas y que por tanto no tiene sentido mantener el plan B, ya ha pasado de largo, se ha ido para no volver.

Y tras la sorpresa por lo inesperado de la visita, viene el estupor, la incredulidad por la cortedad y torpeza de las que hemos hecho gala con LA OPORTUNIDAD. Y las lágrimas de rabia, de impotencia. Es difícil ser amables con nosotros mismos en esos casos. Nos torturamos psicológicamente, nos flagelamos mentalmente. Y no nos flagelamos físicamente porque no tenemos a mano un buen látigo, que si no sería difícil resistir la tentación de castigarse, de darse un escarmiento. No hay consuelo, ni siquiera repitiéndonos eso de que todas las cosas pasan por una razón. Porque inevitablemente pensamos, "sí, claro, porque soy gilipºººas, esa es la razón". Y vuelta al flagelo.

Y ya está. No hay vuelta atrás. Estas cosas pasan. Lo siguiente es perdonarse y reconciliarse con uno mismo. Se aprende el cuento y se echa a correr. Vuelve la calma. La calma suele venir acompañada de lucidez. La lucidez dice que el plan B no es una buena idea. Y si la lucidez dice que el plan B no es una buena idea, hay que hacerle caso. Alomejor ésa es la razón por la que las cosas sucedieron de esa manera, no sé. Efectivamente el plan B no es una buena idea. Vuelta a la casilla de salida pues: mayor riesgo, mayor incertidumbre, pero también mayor alivio y apertura a otros planes, otros caminos. Es parte de la vida.

18 comentarios:

  1. Casi nunca me he arrepentido de nada, yo hago mia la frase que decia un japones:
    "hemos conseguido experiencia"...

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  2. Bueno Guinda, yo creo que de todo se aprende y quizás la próxima vez, acordándonos de ésta, seamos capaces de coger el toro por los cuernos y no desperdiciar la ocasión.
    Yo sí he pasado por esa situación que dices ycreo que siempre debemos ver el lado positivo y aceptar que de los errores se aprende.
    Besos y me alegro de leerte!!!!

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  3. Temujín, razón tenía ese japonés. Mirando atrás creo que lo que más escoció fue el darme cuenta de que a pesar de la experiencia que da tener una cierta edad y haber vivido situaciones similares, había tropezado de nuevo con la misma piedra.

    La experiencia también te enseña que no sirve de nada lamentarse y que una vez terminada la pataleta, es hora de volverse a peinar y tirar pa´lante.

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  4. Carmela, tienes razón, y como le he dicho a Temujín, lo peor era saber que, con otras circunstancias, ya me había pasado esto antes, así que la sensación era la de no haber aprendido nada... si tengo que pensar en qué he aprendido esta vez es precisamente eso, que no estamos libres de volver a cometer los mismos errores.

    Y sí, lo de coger el toro por los cuernos es un entrenamiento de por vida y son precisamente estas cosas las que nos corroboran que quedarse en el burladero no nos lleva a ningún lado.

    Yo también me alegro de estar de vuelta, y de que me visites!!

    Un besazo

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  5. Ese japones se apellidaba Toyota y creo una "pequeña compañía" de automóviles...

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  6. Para mi que se equivoco muchas veces y cogio mucha experiencia..jajajaja

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  7. ¡Buenos días! Seguro que sí, y mira, consiguió crear una "pequeña compañía. Buen ejemplo a seguir.

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  8. Es cierto, supongo que nos menospreciamos a nosotros mismos al pensar que el plan A que tanto deseamos no sera posible y en una actitud conformista optamos por el B, lo peor es el enfado con uno mismo, y preguntarnos una y mil veces ¿porque fui tan tonta?.
    Sorpresitas que nos da la vida.
    Un beso.

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  9. Ná, GUinda, hasta que surja otra OPORTUNIDAD y nos digamos "Ahhh no me equivoqué entonces! es que aquella no era LA oportunidad!" jijijijijijiji Y mientras, se vive en el planB, pero distinto, porque al planB le ha nacido una circunstancia nueva, el conocimiento de una oportunidad que pasó, con lo que en el planB ya no somos los mismos de antes... jaaaaajajajaja qué lío, sí? jaajajajajajajaa
    Peinarse y tirar pa'lante! a ver precios de Toyotas! jaaaajajajjaa
    Achuchones!

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  10. Cheli, sí, ésas son las sorpresitas de la vida, que si no las vemos cuando llegan, no esperan.
    Besos

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  11. India, de lío nada, lo expresas de una manera muy clara, (y no lo digo en tono irónico). Un achuchón bien fuerte.

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  12. Hay tantas, tantas cosas que se van y nunca regresan (amor, amistad, sentimientos, cosas materiales, en fin, muchas oportunidades)... que a veces creo que realmente esas divinidades, santos o dioses lo hacen a posta.
    Pero eso, que India lo explica mejor, jajaja.
    Un abrazo,
    Mar.

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  13. Ah, Mar, es como estar en manos de los dioses del Olimpo que rigen nuestros destinos. Menos mal que hay cosas que vienen para quedarse, o que vemos venir y las aprovechamos, las vivimos, y las disfrutamos más en parte por aquellas que nos pesó dejar pasarl... ¡tú también lo explicas muy bien!
    Bsos

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  14. Y tan bien! como que yo la entiendo mejor a ella que a mí misma!

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  15. Jjajjajajaja, India, yo me parto contigo...

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  16. Hola David C., y bienvenido. Menos mal que es a veces y no siempre. Otras es increíblemente sencilla.
    Un saludo

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