viernes, 27 de abril de 2012

"Solidaridad"

En un reciente viaje a España conocí en casa de una amiga a una joven madre de una criatura de poco más de un año. Casada y trabajadora, con el cinturón apretado y mucho estrés, como suele ser normal en estos tiempos. Esa tarde llegó a casa de mi amiga (su amiga también, claro) con necesidad de desahogarse, así que no le importó mucho hablar delante de una extraña -yo-, y tampoco creo que le importe que lo cuente.

Esta chica trabaja para una empresa donde hay turnos de mañana y de tarde. Ambos turnos pueden ser de seis  o de ocho horas, siendo el suyo de mañana y de ocho horas. Desde su reincorporación tras su baja por maternidad, se acogió a su derecho de reducción de jornada para poder ocuparse de su retoño, y ha estado trabajando seis de las ocho horas que establece su contrato desde entonces. Recién estrenada la reforma laboral, la empresa tomó la decisión de suprimir el turno de mañana de ocho horas (no el de seis), y pasar a la plantilla con ese contrato a la tarde. Una mañana se les comunicó mediante una lista en la que no aparecían algunas personas, concretamente las madres con reducción de jornada. No tardaron en oírse voces de protesta del tipo: "Aquí falta gente". "Yo no doy nombres pero aquí falta gente". Ante la sospecha de que a las madres les habían respetado el turno, no tardaron en surgir las conversaciones de cafetería, en las que se escucharon perlas como que "ser madre es una opción" o que "es que por ser madres no tienen por qué tener privilegios". Tras una mañana de comentarios, rumores etc, esta chica y otras madres pasaron de no estar incluídas en la lista a ser llamadas al despacho al final del día y al día siguiente para notificarles el cambio de turno, sin opción ni posibilidad de negociación.  El hecho de que no aparecieran en la lista pudo quizás deberse a que el ordenador sólo reconoció a quienes de facto trabajaban ocho horas, sin tener en cuenta reducciones. También corrió el rumor de que alguien había pasado una lista de quienes faltaban a la Dirección, al fin y al cabo no es una empresa tan grande y se conocen todos.

Que la empresa se pasó por el arco del triunfo las circunstancias de estas mujeres integrantes de su plantilla, que la conciliación familiar les importó un pepino, que ni siquiera consideraron la opción de mantenerlas en el turno de mañana dadas sus circunstancias, ni mostraron interés en saber en qué situación quedarían, si podrían apañárselas y continuar trabajando, y que esto en definitiva los gerentes lo hicieron porque pudieron,  pues en fin, entra dentro de lo que tristemente se puede esperar. Desgraciadamente además (vayan por adelantado mis disculpas a las empresas españolas que valoran más a su plantilla), esto también entra en el concepto de "marca España", expresión que se oye mucho últimamente, pero que tiene también esta cara cutre y atrasada.

Y ahora vamos con la reacción del resto del personal laboral, que es la que más me impactó. Mi pregunta es: ¿fueron esos comentarios el colmo de una actitud a todas luces machista? ¿O fueron simplemente un reflejo de un "aquí si me jodo yo nos jodemos todos"? ¿O quizás las dos cosas? Reflexionemos unos momentos  antes de continuar... ¿Ya tenemos una respuesta? Pues bien, ahora viene lo mejor. Esa plantilla del turno de mañana de ocho horas estaba formado única y exclusivamente por mujeres. Añado otra perla cultivada en cafetería que no puse más arriba: " es que ser madre es una elección, no es justo que la que no quiera ser madre no pueda tener esos beneficios". 


Triste, muy triste ¿no? Todas mujeres, y de diferentes edades. Entre las que protestaban había desde jóvenes y no tan jóvenes solteras hasta señoras con hijos ya crecidos e independientes. No, no voy a caer en eso de que las mujeres somos muy malas, unas lobas entre nosotras, que somos nuestro peor enemigo y blablabla, porque no es verdad. De hecho hubo más compañeras a quienes les pareció bien si las madres podían quedarse en el turno de mañana. La empresa no habría tardado en darse cuenta de su error, las madres habrían pasado sin remedio al turno de tarde tarde o temprano. Pero hay que ser muy corto (cortas en este caso) de miras para reaccionar como lo hicieron, amparadas en semejantes argumentos: significa que todavía hay quien no se entera de que lo que beneficia a uno nos beneficia a todos, que se trata de derechos, no privilegios, y que no hay que arrastrar hacia abajo a nadie, si no luchar por mantenernos todos a flote y si puede ser subiendo. Como miembros de una sociedad y como mujeres, cero patatero para estas trabajadoras. Esta actitud es el mejor regalo que se puede hacer a quienes por nuestro bien, suprimen derechos día sí y día también.

En fin, tampoco hace falta comentar mucho más. Quizás ciertas corrientes feministas que endosan a los hombres la exclusiva responsabilidad  de las injusticias contra el género femenino, deberían darse cuenta de que aún queda mucho por hacer entre las mujeres cuando no son capaces de reconocer y percibir como bueno el que otras puedan, llegado el caso, conservar un turno de trabajo si el cambio hace imposible el cuidado de los hijos. Porque hoy en día ya se sabe, si no puedes ser flexible, pues a la calle.

¿Y la empresa? ¿No sería su decisión una muestra de la tan cacareada "violencia estructural" contra la que se iba a luchar para que las madres pudieran ejercer su derecho a ser madres? Ingenua que es una, que de verdad que yo pensaba que era eso a lo que se refería el ministro, ahora no tengo ni idea de lo que puede ser.


14 comentarios:

  1. De agco... de puro agco, Guinda...
    No te puedo añadir nada más, me estoy ahogando en bilis de mala leshe...
    Achuchones

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    1. India, agco o ajco, con jota, que parece más grande. Y triste, muy triste, y del género tonto, muy tonto.
      Un fuerte achuchón para ti.

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  2. Aunque pueda parecer irónico, no me extraña nada lo que cuentas Guinda. Somos muchas veces nosotras mismas las que acabamos con esa tan querida solidaridad e igualdad de la que hablamos tanto y para qué hablar de la reconciliación madres-trabajo. Si nosotras no nos apoyamos, como queremos que la sociedad lo haga. Lo que cuentas, de otra manera, lo he visto y me ha llegado de cerca y sí, como dice India de agco..
    Un besote

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    1. Carmela, si este comentario lo hubiera hecho un hombre con alguna "radical" delante ésta le habría puesto en la picota por machista, esa es la ironía. Y no me imagino a un hombre (normalillo) diciendo ese tipo de cosas. Yo creo que es egoísmo puro y duro y cortedad de miras: algunas querrán tener hijos en el futuro, otras tendrán hijas y nueras, hermanas, primas, tías, no sé. La empresa de esta chica me imagino que quedaría encantada viendo el "apoyo" que les prestaban a las compañeras.
      Un beso grande para ti.

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  3. Ese mal no es exclusivo de las mujeres, sino del egoismo imperante. Ese egoismo del que se valen quienes se benefician de nosotros, "Ande yo caliente y riase la gente,," que se decia, pero ahora todos fríos...

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    1. Hola Temujin, estoy de acuerdo contigo: como le he comentado a Carmela, es egoísmo y cortedad de miras, bueno el egoísta es corto de miras ¿no? Y no entiende de géneros, no. Si a mí me joden, a ti también, faltaría más. Pero en este caso es irónico que haya mujeres que no sean capaces de ir un poco más allá y ponerse en el lugar de otras.
      Ayer te hice una visita en tu casa con intención de volver para comentar tu última entrada.

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  4. Yo tambien pienso que es un tema de egoismo, individualismo; mas que del sexo de los protagonistas.
    Vivimos una epoca en que cada uno mira su ombligo y ya.
    Muy triste.
    Besos.

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  5. Egoísmo, individualismo y "mala folla" que se dice en mi pueblo. Porque no ganaban nada con la protesta, buscaban una igualdad a la baja, todas jodidas por igual, eso es todo. A los pocos días le pregunté por la situación de esta chica a mi amiga, se las ha podido apañar, no ha tenido que dejar el trabajo. Y me contó que por lo visto, una de las que más se quejó (no del cambio de turno, si no de que en la lista "faltaba gente") estaba indignadísima porque por las tardes cuidaba a la hija de una hermana que tenía que trabajar, y ahora esta hermana no tenía con quién dejar a la niña, o sea, "si mi hermana se jode, vosotras también".
    Mirarse el ombligo o mirar sólo por lo nuestro y mojarnos lo menos posible en este temporal parece la norma, pero tiene que haber historias altruistas, desinteresadas, pero que no llaman tanto la atención.
    Un abrazo fuerte, Cheli.

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  6. Me imagino que historias de estas tendremos a miles. Está en juego el trabajo y cada uno quiere salvar el suyo como sea.
    La solidaridad a veces es solo de boquilla. No somos precisamente los españoles un ejemplo de eso. Ayer lo comentaba con amigos, lo primero que hace un español cuando compra un terreno para hacer una casa es levantar un muro...y la casa viene después.
    Besos.

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  7. Blue, hace años (en el 2008) hice un curso en una universidad española y nos comentó un profesor que según un estudio, la juventud española era la más individualista de todos los países del entorno. No me lo pude creer en su momento, no era la idea que tenía yo de nosotros en general. Si los jóvenes son así lo han aprendido de sus mayores, digo yo.

    Nos manifestamos, sí, protestamos en masa, en grupo, despotricamos en casa y en los bares, pero en el día a día si se trata de apoyar a alguien que se rebela algo que nos está perjudicando también a nosotros, le dejamos ahí solo ante el peligro, intentamos pasar desapercibidos, para no meternos en líos. Creo que tenemos interiorizado que la batalla está perdida, que nos acabarán machacando si decimos ¡hasta aquí! Habría que buscar las raíces de esto en nuestra historia reciente y pasada. Yo nunca fui consciente de esto hasta salir a vivir al extranjero. No todo es perfecto por ahí fuera, pero he visto ejemplos de cómo la gente se organiza y da la cara y lucha en grupo. A veces consiguen cosas, otras no.

    Creo que estoy también un poco negativa, y que desde la distancia magnifico todo, y peco de generalizar, espero que si alguien no está de acuerdo con el párrafo anterior que me lo diga.

    En cuanto a hacerse el muro antes que la casa, a lo mejor no es sólo cuestión de individualismo. Mi hermano no lo hizo así, y durante la construcción tuvo un par de jubilatas cotillas que literalmente se pasaban las tardes sentados delante de la obra. La piedra que utilizaron para la fachada no era típica de la zona, no estaba vista por allí, la encargaron de fuera. Al terminar, mi hermano tuvo la sensación de que se habían quedado muy justitos de piedra, no había sobrado nada, pero así lo dejó. Tres años más tarde, otro en el pueblo se hizo una casa con unas piedras en la fachada exactamente iguales a las de mi hermano. No se pudo probar nada, pero hasta hoy estamos convencidos de que las fue mangando poco a poco.

    Bueno, veo me he extendido mucho.

    Un beso y buen domingo

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    1. Pues yo creo que sí, que es cierto que somos muy individualistas.
      Y lo del vecino...es triste, pero también me lo creo.
      Pero algo bueno tendremos ¿no?, ja, ja.
      Un beso.

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    2. ¡¡Ay, Blue, que ahí m´has dao!! :O . Porque otra cosa negativa que veo es que pecamos de auto-críticos, con tendencia a creernos las percepciones negativas que los demás tienen de nosotros, y a resaltar lo negativo, que no deberíamos ser así y aquí me tienes, haciendo gala de lo que predico.

      Resistencia y capacidad para encontrar la forma de salir adelante... eso es lo primero que me viene a la mente cuando pienso qué bueno tenemos.

      Besos

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  8. Es lamentable sin duda ver como trabajadores son insolidarios con otros, más allá de generos,sexos,etc..El miedo a perder el empleo y la cultura del indiviualismo afloran como hongos en tiempos difíciles, cuando debería ser todo lo contrario, una pena. Un beso

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    1. Hola Fiorella: tiene que haber historias altruistas, solidarias, sin duda, pero no llaman la atención, pasan más desapercibidas. O alomejor la situación tiene que estar más difícil aún para que afloren.
      Un fuerte abrazo

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