viernes, 13 de mayo de 2011

¿Qué me pongo?

Hoy, de camino al trabajo, he escuchado en la radio los resultados de una encuesta sobre la edad en la que las mujeres deberían dejar de llevar ciertas cosas, a saber:
- A los 35 la minifalda.
- A los 47 el bikini
- A los 51 los zapatos con tacón alto de aguja.

Gracias a San Google he podido sacar más información: la encuesta se realizó a 2000 mujeres entre 18 y 65 años, pero no me queda muy claro si son de la isla o de otro lado. Otras edades para decir adiós a ciertas prendas serían:
- A los 34 los pantalones de cuero.
- A los 35 los tops de lycra ajustados y sin tirantes, y los piercings en el ombligo.
- A los 40 las blusas transparentes (¿o translúcidas?)
- A los 44 las zapatillas deportivas (para cualquier otro propósito que no sea el deporte), y las camisetas ceñidas, pegaditas.
- A los 45 las mallas de toda la vida, (llamadas ahora leggings también en España). Y las botas Ugg.
- A los 47 las botas de caña alta (hasta la rodilla o por encima).
- A los 61, al loro…, a los 61 los bañadores ¿¿?? Swimsuit, dice el artículo: en San Google imágenes me encuentro todo tipo de bañadores, trikinis etc, y en el diccionario pone bañador… ¿y entonces qué alternativa les quedaría las señoras a partir de esa edad para ir a la playa o la piscina? ¿En pelotilla picada? ¿O mejor quedarse en casa? El artículo no dice nada.

En cuanto a estilos de peinado, habrían de desaparecer:
- A los 51 la coleta caballo.
- A los 53 el pelo largo.

Bien, eso dice la encuesta, y las encuestas, encuestas son. No creo que se pueda trazar una línea divisoria tan categórica, depende de varios factores. Pero sí es verdad que por lo general cada mujer sabe cuando es momento de abandonar una moda para no volver jamás. Cae por su propio peso, se evoluciona, se encuentra un estilo propio, el cuerpo también cambia, y en resumen ya no “te ves” con ciertas cosas, y encuentras otras con las que te ves mejor.

La edad es sólo un dato estadístico, no fue por cumplir un número de años concreto que yo decidí dejar ciertas cosas, fue (y es) un proceso normal y en ocasiones hubo (y seguirá habiendo) "momentos de lucidez". Los más claros que recuerdo tienen que ver con enseñar carne y con estar subida en zapatos altos. Durante un viaje a los EE.UU tropecé en unos grandes almacenes con la colección de moda de Jennifer López, aún no vista por estos lares… “¡¡¡Uuuuhhh, cómo me gusta todo estoooooo!!!” Empecé a escoger como una loca modelitos y modelitos para probar, todo muy sexy. Pero la imagen que me miraba desde el espejo no era sexy, ni atractiva.  Para mi sorpresa me vi horrible con todo, ridícula, no me llevé nada: era demasiado "juvenil" para mí o yo demasiado "madura" para esa ropa. No me pegaba nada. Lo de los taconazos se produjo a poco de cumplir los 30. Aparte de ser tortura refinada, al menos hasta que los domabas, en la mayoría de las ocasiones acababa las noches buscando un lugar donde sentarme, con los pies hechos polvo. Una noche, volviendo sola a casa, tuve otro momento revelación: "Y si ahora me tocara correr, ¿qué?".



Haciendo memoria, resulta que año arriba año abajo, me aproximo a los resultados de la encuesta:  modas, prendas y complementos que yo he ido dejando por el camino incluyen los pantalones cortos, muy cortos, las minifaldas muy minis, los tops ceñidos de licra, o mostrando ombligo, los pendientes grandes, grandes, grandes, desde aros donde podían colgarse loros hasta los barrocos de colgantes y de colores, los maquillajes recargados, como las sombras de ojos fuertes, de "vampiresa". No he esperado a los 51 para dejar de lleva tacones. El resto de la lista aún me estaría "permitido" llevarlo, y me veo bien con ello. Y lo llevaré mientras así sea. Bueno, los pantalones de cuero, no los dejé yo, dejaron de llevarse, pero dependiendo del estilo, aún me los pondría. En cuanto a blusas transparentes, hay auténticas monadas que con un bonito body debajo quedan divinas.



En resumen: la encuesta no puede reflejar la realidad de cada mujer, pero en mi caso se aproxima. Como he dicho más arriba, de forma natural evolucionamos en el vestir y en el estilo: y además hoy en día hay ropa estupenda para todas las edades. Otra historia es cegarse por querer parecer juvenil a toda costa, en este caso todo lo dicho en esta entrada no procede.

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